Esta mañana me he despertado recordando el momento en el que Mr. Shabby me sorprendió arrodillándose con el anillo, delante de tantísimos testigos en Roma, y lo rápido que pasó. Y me pone melancólica pensar en los momentos que ya fueron y no volverán. Ojalá pudiese revivirlos y disfrutarlos a tope, evitando distracciones y enfados absurdos.
Echando la vista atrás, me doy cuenta de que no recuerdo nada material que me haya hecho especialmente feliz y sin embargo, estoy plagada de momentos. Se me viene a la cabeza uno, durante unas navidades en Estambul, del brazo de mi hermano mayor y con el resto de mi familia caminando unos metros por detrás, en el que me dijo: «esto es todo, no hay más, ni se puede pedir más, la vida se construye de esto, instantes, y al final de tus días es lo que tendrás, el recuerdo de este paseo por Sultanahmet, y él recuerdo de otros momentos que representan tu felicidad».
Y así me gusta vivir, construyendo recuerdos y coleccionando historias. Por eso, al preparar mi boda, me importa entre nada y poco el catering o si pondré o no detalles para los invitados…. Lo que quiero es atesorar cada instante en mi memoria: las pruebas de vestido con mi madre, buscar las canciones que nos acompañarán en el coche con Mr.Shabby, dar infinitas brasas a mis amigas y hermanos, andar de modo solemne agarrada de mi padre… (Ese papelón nos hace mucha gracia a ambos)
Que empiece la fiesta!!!!
Mrs. Shabby
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